Me piden que recuerde y deje
constancia de todas las tradiciones y fiestas que antes se celebraban o hacían
y cuente como se han ido desarrollando y cambiando a lo largo de la vida con el
paso de los años.
También que recuerde personas
importantes o hayan destacado por algo que han hecho bueno por nuestra tierra.
Empezaré por las costumbres antiguas.
BAILE
Antiguamente
el modo de divertirse era muy distinto a como lo hacen ahora. No había
discotecas, ni todas esas cosas que tienen ahora, como ``peñas´´ medios de
locomoción, con los coches que se trasladan de un sitio a otro con mucha
facilidad.
Entonces para divertirse se
reunían los jóvenes en una casa. Se buscaba una que tuviese la cocina grande,
con chimenea para que hubiese lumbre para combatir el frio, ya que todas no la
tenían, pues las casas solían ser muy humildes. Los muchachos avisaban a los
que sabían tocar algún instrumento, como la guitarra, el laúd o el acordeón.
Acudían mozos y mozas y se bailaba. (de hecho
a las reuniones esas se les
llamaba baile ¡esta noche hay ``baile´´ ! se decía), el pasodoble, el
vals, la mazurca y empezaba a conocerse
también el fos-trós. De rato en rato también se bailaba la jota, en la que también tomaban parte los mayores. Los
muchachos a veces en el transcurso del baile hacían juegos. Cogían una escoba y
entraban en el baile diciendo ``Rus
caballero al que no se quite le pego fuego´´. Y con la escoba alargándola como
si quisiera barrer a la gente se hacían
sitio en medio del baile haciendo que las personas formasen un corro a su
alrededor, en el centro del cual ellos contaban su juego, que casi siempre era
un chiste que era gracioso y a veces ``picante´´ que hacía reír a la gente que
era lo que ellos pretendían.
Otra diversión
eran los desfarfollos, que consistían en pelar panochas de maíz (o panizo, que
es como se llamaba por aquí). Esto estaba relacionado con las faenas del campo.
Entonces se sembraba mucho y cuando las panochas (también mazorcas) estaban
maduras se ponían en un portal grande de
la casa para que no se mojaran. Se “combidaba” a todos los vecinos para
realizar la faena, ya que si lo hacia una persona sola tardaría mucho tiempo,
mientras que entre todos en una “trasnochada” se terminaba. Mientras se pelaban
las panochas, se contaban chistes o
cuentos ya que había personas con buena memoria y habilidosas que sabían
hacerlo muy bien. Al pelar las panochas, algunas salían coloradas y el que la
encontraba tenía derecho a un abrazo de todos los presentes. Al que le tocaba
se levantaba y daba la vuelta al corro pidiendo el abrazo. Entonces los
muchachos gozaban abrazando a las muchachas, que se ponían mas coloradas que la
panocha que llevaban en la mano enseñándola y pidiendo el abrazo al que tenía
“derecho”. A veces si la encontraba una persona mayor “hacia trampa” y la cedía
a un joven para que gozara. Había otras panochas que tenían granos morados y
entonces lo que ganaban era el derecho a un pellizco ¡y no veas como gozaban
los jóvenes pellizcando a las muchachas en las nalgas! Las panochas tiernas se asaban y comían. Esas
eran nuestras diversiones.
En Mayo había una fiesta que era muy popular y duraba todo
el mes. Una persona “ofrecía” vestir una cruz. Cuando se acercaba mayo, salía
por todas las casas y pedía a la gente imágenes, cruces o algo bonito que tuvieran para adornar la
“cruz” que luego al quitarla devolvía religiosamente a cada uno. Cogía una
habitación de la casa (vacía de todo) y la adornaba con sábanas, colchas,
cortinas, lo que fuera…cubría enteras todas las paredes o parte de ellas. En
una pared, casi siempre la que quedaba enfrente de la puerta de entrada,
formaba un altar con una peana central alta donde ponían un crucifijo lo más bonito y grande posible o
hacían una cruz plantas verdes y la ponían en ese sitio. Luego hacían escalones cada vez más bajos hasta
llegar al suelo y en ellos ponían las cosas
de adorno que habían pedido en las casas y muchos rosarios y flores para
adornarlo bonito, para lo que pedían ayuda a algunas vecinas. La parte de suelo
que quedaba después de formar el altar, la cubrían con hierbas olorosas que cogían del monte,
como mejorana, tomillo, romero… y ponían algunos cojines para adornar y por si
alguien quería arrodillarse. La mantenían
todo el mes y la gente de los
alrededores venía a verla. Por la tarde se rezaba el rosario y los domingos o
días de fiesta que traía el mes, se organizaba un baile, con frecuencia en la
calle y si llovía en la cocina o el portal de la casa. En estos días se reunía
gente de todos los alrededores. En estos eventos es donde los mozos buscaban
novia y se “declaraban” a la que elegían. A veces quien vestía la cruz
obsequiaba con buñuelos o roscos.
LAS LUMINARIAS
Otro motivo de reunión eran las luminarias que se
encendían la víspera de algunos santos o festividad de la virgen o el Señor.
La primera era la de la Purísima el día 8 de Diciembre.
Después venían la de Noche Buena , la de Año Nuevo, la de los Reyes Magos, la
de San Antón, la Candelaria y San Blas con la que se cerraba el ciclo.
Todo esto tenía su
ritual. Se empezaba el día anterior a la celebración. Se reunía una pandilla de niños con sus cuerdas preparadas para hacer sus “haces” de ramas de romero en el
monte. Se iban al monte. Allí se cortaban ramas de
romeros se hacían “haces” y cargados a la espalda se traían
y se ponían donde iba a ser la luminaria. A la hora convenida
se reunían los vecinos y encendían las
luminarias. Durante ellas se jugaba a muchas cosas. A “pilla pilla”, al esconder, “corros” chascarrillos…. De todo
. Eran alegres y se pasaba bien.
También estaban las matanzas en la que se solía reunir la familia. Se avisaba a los
“matadores” que eran los que mataban y
arreglaban los cerdos. Estaban las que
ayudaban, mujeres expertas, matanceras de toda la vida que ya sabían cómo hacer las faenas de las matanzas, para que todo saliese limpio
y bueno, aunque cuando se llegaba a los embutidos era la dueña de la casa la
que daba su opinión y se hacía como ella decía, a su gusto y el del dueño de la
casa. En el desayuno se tomaban dulces,
tortas, higos, nueces, entre las comidas, mistela o anís. En las comidas se tomaba vino. Las comidas se hacían en
corro en torno a una sartén que se ponía en medio encima de una sartén que se
ponía en medio encima de una trébede. El vino se ponía en una botella de
cristal con pitorro y se pasaba de mano en mano dando la vuelta sin dejarla
descansar. Las comidas solían ser el primer día cocido o migas. Por la noche algo
de caldo. Sopa o guisado de carne. Al día siguiente se hacia el típico ajo de
pringue o ajo de marrano que también solía llamarse así. Con todos los adornos
de las “chichas” que eran asadura hígado
los maridos y de tocinillos fritos. Cuando
los embutidos estaban hechos se asaban
para probarlos, y quedarse tranquilos de que habían salido bien. Las
matanzas no se terminaban hasta que los embutidos se guardaban en la orza y se colgaban los
jamones para secarlos.
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